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Tengamos el valor de desafiar el consenso, el valor de defender los principios. La valentía, no el compromiso, trae la sonrisa de la aprobación de Dios. El valor se convierte en una virtud viva y atractiva cuando se considera no sólo como la voluntad de morir varonilmente, sino también como la determinación de vivir decentemente. Un cobarde moral es aquel que tiene miedo de hacer lo que cree correcto porque los demás lo desaprobarán o se reirán. Recuerda que todos los hombres tienen sus miedos, pero los que afrontan sus miedos con dignidad también tienen valor.