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Hay muchos ahí fuera que suplican y rezan pidiendo ayuda. Hay quienes están desanimados, quienes se ven acosados por la mala salud y los retos de la vida que les dejan sumidos en la desesperación. Siempre he creído en la verdad de las palabras: 'Las bendiciones más dulces de Dios siempre pasan por manos que le sirven aquí abajo'. Tengamos las manos listas, las manos limpias y las manos dispuestas, para que podamos participar en proporcionar lo que nuestro Padre Celestial quiere que otros reciban de Él.