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A veces se ve el desarrollo como un proyecto en el que se dan cosas a la gente y no pasa gran cosa, lo cual es perfectamente válido, pero si sólo nos centramos en eso, también tendríamos que decir que el capital riesgo es bastante estúpido. Su tasa de aciertos es patética. Pero de vez en cuando, se consiguen éxitos, se financia un Google o algo así, y de repente el capital riesgo es cacareado como el campo más asombroso de todos los tiempos. Nuestra tasa de éxito en el desarrollo es mejor que la suya, pero deberíamos esforzarnos por mejorarla.