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Cualquiera que sea observador, que descubra a la persona con la que siempre ha soñado, sabe que la energía sexual entra en juego antes incluso de que se produzca el sexo. El mayor placer no es el sexo, sino la pasión con que se practica. Cuando la pasión es intensa, entonces el sexo se une para completar la danza, pero nunca es el objetivo principal.