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Las opiniones que tenemos unos de otros, nuestras relaciones con amigos y parientes, no son permanentes en ningún sentido, salvo en apariencia, sino que son tan eternamente fluidas como el propio mar.
Las opiniones que tenemos unos de otros, nuestras relaciones con amigos y parientes, no son permanentes en ningún sentido, salvo en apariencia, sino que son tan eternamente fluidas como el propio mar.