-
Ojalá siguiera siendo ateo. Creer que había nacido en un cosmos duro e indiferente -en el que mi existencia era una tirada de dados aleatoria y estaba destinado a morir y pudrirme y luego desaparecer para siempre- era infinitamente más reconfortante que la verdad. Porque la verdad es que mi Dios va a volver. Cuando llegue le estaré esperando con una escopeta. Y me guardaré el último cartucho.