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  • Yo les digo a mis alumnos que, cuando escriban, hagan como si estuvieran escribiendo la mejor carta de su vida al amigo más inteligente que tengan. De ese modo, nunca te quedarás mudo. No tendrás que explicar cosas que no necesitan explicación. Asumirás una intimidad y una taquigrafía natural, lo cual es bueno porque los lectores son inteligentes y no desean ser condescendientes.