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Mi optimista favorito era un estadounidense que saltó del Empire State Building y, al pasar por el piso 42, los limpiacristales le oyeron decir: "Hasta aquí, todo bien".
Mi optimista favorito era un estadounidense que saltó del Empire State Building y, al pasar por el piso 42, los limpiacristales le oyeron decir: "Hasta aquí, todo bien".