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  • Me parece que en una página reconocí una parte de un viejo diario mío que desapareció misteriosamente poco después de mi matrimonio, y, también, retazos de cartas que, aunque considerablemente editadas, me suenan vagamente familiares. De hecho, el señor Fitzgerald (creo que así es como deletrea su nombre) parece creer que el plagio empieza por casa.

    Zelda Fitzgerald (1992). “The Collected Writings”, New York : Collier Books ; Toronto : Maxwell Macmillan Canada ; New York : Maxwell Macmillan International