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  • Nunca des por sentado que la persona con la que tratas es más débil o menos importante que tú. Algunas personas tardan en ofenderse, lo que puede hacer que juzgues mal el grosor de su piel y no te preocupes por insultarlas. Pero si ofendes su honor y su orgullo, te abrumarán con una violencia que parece repentina y extrema dada su lentitud para enfadarse. Si quieres rechazar a alguien, lo mejor es que lo hagas con educación y respeto, aunque te parezca que su petición es insolente o su oferta ridícula.

    Robert Greene (2010). "Las 48 leyes del poder", p.140, Profile Books