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Considero que el cerebro de un hombre es originalmente como un pequeño desván vacío, y hay que llenarlo con los muebles que uno elija. [...] Es un error pensar que esa pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ampliarse en cualquier medida. [...] Es de la mayor importancia, por lo tanto, no tener hechos inútiles dando codazos a los útiles.