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  • No hay nada -absolutamente nada- que merezca tanto la pena como pasear en barco. Dentro o fuera de ellos, no importa. Nada parece importar realmente, ese es su encanto. Tanto si consigues escapar como si no, tanto si llegas a tu destino como si llegas a otro lugar o si nunca llegas a ninguna parte, siempre estás ocupado y nunca haces nada en particular, y cuando lo has hecho siempre hay algo más que hacer, y puedes hacerlo si quieres, pero es mejor que no lo hagas.

    Kenneth Grahame (1988). “My Dearest Mouse: 'The Wind in the Willows' Letters”, Viking Press