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El feminismo radical es el movimiento más destructivo y fanático que nos ha llegado desde los años sesenta. Se trata de un movimiento revolucionario, no reformista, y está cosechando un éxito considerable. De espíritu totalitario, es profundamente antagónico con la cultura occidental tradicional y propone la reestructuración completa de la sociedad, la moral y la naturaleza humana.