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A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda Se vuelven hacia arriba desde el escritorio, cuando el motor humano espera Como un taxi palpitando esperando Yo Tiresias, aunque ciego, palpitando entre dos vidas.
A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda Se vuelven hacia arriba desde el escritorio, cuando el motor humano espera Como un taxi palpitando esperando Yo Tiresias, aunque ciego, palpitando entre dos vidas.