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  • La mujer eligió baldosas de cerámica para cubrir el suelo, sin darse cuenta de que el precio se calculaba por pie cuadrado, no por metro cuadrado como en el caso de la moqueta. Pensando que el precio era bastante razonable, encargó una habitación extra de baldosas para su instalación. Cuando llegó la factura, era asombrosa. Ella y su marido empezaron a pelearse durante toda la obra. Acabaron divorciándose, pero no antes de que ella hubiera roto todas las ventanas.