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Hay que invertir la perversa presunción que hace recaer la carga de la prueba en quien impugna el gasto, volviendo a la norma que se aplica en cualquier otra parte de la vida: "Demuéstrame por qué debemos hacerlo".
Hay que invertir la perversa presunción que hace recaer la carga de la prueba en quien impugna el gasto, volviendo a la norma que se aplica en cualquier otra parte de la vida: "Demuéstrame por qué debemos hacerlo".