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  • ¡Oh María Madre de Misericordia y Refugio de los Pecadores! Te suplicamos que mires con ojos compasivos a los pobres herejes y cismáticos. Tú, que eres la Sede de la Sabiduría, ilumina las mentes miserablemente envueltas en las tinieblas de la ignorancia y del pecado, para que reconozcan claramente que la Santa Iglesia Católica Romana es la única verdadera Iglesia de Jesucristo, fuera de la cual no se puede encontrar ni la santidad ni la salvación.