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Personalmente, prefiero escalar en alta montaña. Siempre he aborrecido el tremendo calor, las grietas llenas de suciedad, los árboles y arbustos malolientes cubiertos de hormigas que cubren los acantilados, la suciedad y el ruido del Campo 4 (el campamento de los escaladores) y, lo peor de todo, las multitudes de turistas que abundan durante los fines de semana y los meses de verano.