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No hay otra labor en todo el mundo que traiga a un corazón humano, a juzgar por mi propia experiencia personal, más alegría, paz y serenidad que proclamar el evangelio del Señor Jesucristo
No hay otra labor en todo el mundo que traiga a un corazón humano, a juzgar por mi propia experiencia personal, más alegría, paz y serenidad que proclamar el evangelio del Señor Jesucristo