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Tenía que cambiar. Tenía que cambiar fue el pensamiento que me impulsó en aquellos meses de planificación. No en una persona diferente, sino en la persona que solía ser: fuerte y responsable, lúcida y motivada, ética y buena. Y el PCT me convertiría en eso. Allí caminaría y pensaría en toda mi vida. Volvería a encontrar mi fuerza, lejos de todo lo que había hecho ridícula mi vida.