-
El dolor de la soledad es una forma de llamar nuestra atención. Puede que deseemos fervientemente ser obedientes y santos. Pero puede que estemos pasando por alto el hecho de que es aquí, donde nos encontramos en este momento y no en otro lugar o en otro momento, donde podemos aprender a amarle: aquí donde parece que no está trabajando, donde parece oscuro o aterrador, donde no está haciendo lo que esperábamos que hiciera, donde está más ausente. Aquí y en ninguna otra parte es el lugar señalado. Si la fe no trabaja aquí, no trabajará en absoluto.