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  • La noche había desaparecido. El lucero del alba brillaba en el cielo. Yo también me había convertido en una persona completamente distinta. El estudiante del Talmud, el niño que yo era, se había consumido en las llamas. Sólo quedaba una forma que se parecía a mí. Una llama oscura había entrado en mi alma y la había devorado.

    Elie Wiesel (2000). “Night: with related readings”