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  • Este mundo pertenece a los fuertes, amigo mío. El ritual de nuestra existencia se basa en que los fuertes se hacen más fuertes devorando a los débiles. Debemos afrontarlo. No es más que justo que sea así. Debemos aprender a aceptarlo como una ley del mundo natural. Los conejos aceptan su papel en el ritual y reconocen al lobo como el fuerte. Para defenderse, el conejo se vuelve astuto, asustadizo y escurridizo, y cava agujeros y se esconde cuando el lobo está cerca. Y aguanta, sigue adelante. Sabe cuál es su lugar. Desde luego, no desafía al lobo a combatir. Ahora, ¿eso sería sabio? ¿Lo sería?

    Ken Kesey (2016). “One Flew Over the Cuckoo's Nest”, p.33, Hamilton Books