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Señor, creo firmemente que la esclavitud doméstica, regulada como lo está la nuestra, produce el tono más alto, la organización más pura y mejor de la sociedad que jamás haya existido sobre la faz de la tierra.
Señor, creo firmemente que la esclavitud doméstica, regulada como lo está la nuestra, produce el tono más alto, la organización más pura y mejor de la sociedad que jamás haya existido sobre la faz de la tierra.