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En el momento en que esta Cámara se comprometa a legislar sobre la esclavitud, disolverá la Unión. Si tengo la fortuna de ocupar un escaño en este recinto, lo abandonaré en el instante en que se dé el primer paso decisivo para legislar sobre este tema. Me iré a casa a predicar y, si puedo, a practicar la desunión y la guerra civil, si es necesario. Debe sobrevenir una revolución y esta república debe hundirse en sangre.