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  • Recibir el Evangelio es recibir una visión totalmente diferente de la realidad, en la que Cristo es el epicentro de todas las cosas. Él se convierte en el centro de nuestro universo, la fuente, el propósito, la meta y la motivación de todo lo que somos y hacemos. Cuando un hombre recibe el evangelio, toda su vida comienza a vivirse en un contexto diferente, y ese contexto es Cristo.