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El acto mismo de escribir supone, para empezar, que a alguien le interesa escuchar lo que tienes que decir. Supone que la gente comparte, que se puede llegar a la gente, que se puede conmover a la gente e incluso, en algunos casos, cambiarla. Muchas cosas en nuestro mundo nos llevan a la desesperación. Me parece que el síntoma final de la desesperación es el silencio, y que contar historias es una de las artes que sostienen; es una de las artes que afirman. Un escritor puede tener cierto pesimismo en su perspectiva, pero el acto mismo de ser escritor me parece un acto optimista.