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  • Es casi imposible sobreestimar el valor de la verdadera humildad y su poder en la vida espiritual. Porque el comienzo de la humildad es el comienzo de la bienaventuranza y la consumación de la humildad es la perfección de toda alegría. La humildad contiene en sí misma la respuesta a todos los grandes problemas de la vida del alma. Es la única clave de la fe, con la que comienza la vida espiritual: pues fe y humildad son inseparables. En la humildad perfecta desaparece todo egoísmo y tu alma ya no vive para sí o en sí para Dios: y se pierde y se sumerge en Él y se transforma en Él.

    Thomas Merton (2007). “New Seeds of Contemplation”, p.181, New Directions Publishing