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Las conversaciones introvertidas son como el jazz, donde cada intérprete puede tocar en solitario durante un buen rato antes de que entre el otro y haga su solo. Y como en el jazz, una vez que empezamos, podemos tocar toda la noche. Las conversaciones extrovertidas se parecen más a los partidos de tenis, en los que los pensamientos van y vienen y los jugadores tienen que estar preparados para responder. Los introvertidos se cansan enseguida.