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Pregúntate cuántos golpes te habrías ahorrado si siempre hubieras desarrollado una estrategia antes de golpear, si siempre hubieras jugado dentro de tus posibilidades, si nunca hubieras perdido los nervios y si nunca te hubieras desanimado.
Pregúntate cuántos golpes te habrías ahorrado si siempre hubieras desarrollado una estrategia antes de golpear, si siempre hubieras jugado dentro de tus posibilidades, si nunca hubieras perdido los nervios y si nunca te hubieras desanimado.