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Tú eres misericordioso; cuando todo mi empeño se vuelve hacia Ti porque todo Tu empeño se vuelve hacia mí; cuando sólo a Ti miro con toda mi atención, sin apartar jamás los ojos de mi mente, porque Tú me envuelves con Tu constante mirada; cuando sólo hacia Ti dirijo mi amor porque Tú, que eres el Amor mismo, sólo hacia mí Te has vuelto. ¿Y qué es, Señor, mi vida, sino ese abrazo en el que me envuelve tan amorosamente tu deliciosa dulzura?