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  • Si todos somos fuertes, estables, podemos desplegar nuestras velas con cualquier viento del mundo que se presente. Tomamos nuestra propia dirección. Si no somos fuertes, somos como una hoja al viento y los vientos del mundo nos llevarán donde ellos quieran, no donde nosotros queramos. Así que meditamos, cada día, con regularidad, y adquirimos el Ser trascendental en nuestra vida cotidiana y entonces somos fuertes. Cuando todos estamos infundidos de Ser, no necesitamos pensar qué rumbo es el correcto, simplemente tomamos el que es automáticamente. El Ser es el que resiste el viento y el que mueve las velas.