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Todo es finito en el presente; e incluso lo finito es infinito en su velocidad de huida hacia la muerte. Pero en Dios no hay nada finito... En una noche de terremoto construye mil años de moradas placenteras para el hombre. Sobre la tristeza de un niño, a menudo levanta de los intelectos humanos cosechas gloriosas que no podrían haber sido de otro modo.