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Sentado un día ante el órgano, me sentía cansado y desasosegado, y mis dedos vagaban ociosamente sobre las ruidosas teclas. Parecía el eco armonioso de nuestra vida discordante.
Sentado un día ante el órgano, me sentía cansado y desasosegado, y mis dedos vagaban ociosamente sobre las ruidosas teclas. Parecía el eco armonioso de nuestra vida discordante.