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  • Cuando jugaba contra Serena, era como jugar contra una apisonadora. Nada de sutileza, nada de delicadeza, sólo potencia bruta y ruidosa. Respetar ese estilo de juego siempre me resultó un poco difícil, pero por supuesto tenía que hacerlo, porque las reglas del tenis no establecen que para ser la número 1 sea necesario tener un juego bonito.