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No pienses demasiado en la cáscara muerta de tu amigo, ni te lamentes demasiado por ella, sino envía tus pensamientos hacia el alma real o el yo que ha escapado - para alcanzarla. Porque así, seguramente, arrojarás una luz de alegría sobre su viaje hacia adelante, y contribuirás con tu parte a la construcción de ese reino de amor que une nuestra tierra con el cielo.