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Su inspiración musical opera en un mundo libre de líneas de compás convencionales, cambios de acordes convencionales y formas convencionales de soplar o digitar un saxofón. Estas "limitaciones" prácticas ni siquiera tuvieron que superarse en su música; de alguna manera, nunca existieron para él. A pesar de ello, o mejor dicho, gracias a ello, su forma de tocar tiene una profunda lógica interior. No es una lógica superficial obvia, sino que se basa en sutilezas de reacción, sutilezas de tiempo y color que, en mi opinión, son bastante nuevas en el jazz, al menos nunca han aparecido de una forma tan pura y directa.