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  • En el caso de un banco demasiado grande para quebrar (TBTF, por sus siglas en inglés), si una institución financiera de importancia sistémica quiebra, no me cabe duda de que serán los inversores privados quienes asuman las pérdidas, aunque el resultado sea más desastroso y costoso para la sociedad de lo que nos gustaría. La Ley Dodd-Frank es muy clara al afirmar que la Reserva Federal y otros reguladores no pueden hacer uso de sus facultades de emergencia para rescatar a una institución individual en quiebra.