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  • Sus reglas principales eran: no dejar nunca que el público se enfríe; no admitir nunca un fallo o un error; no admitir nunca que pueda haber algo bueno en tu enemigo; no dejar nunca espacio para alternativas; no aceptar nunca la culpa; concentrarse en un enemigo a la vez y culparle de todo lo que va mal; la gente creerá antes una mentira grande que una pequeña; y si la repites con suficiente frecuencia la gente tarde o temprano la creerá.