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La diversidad de facultades de los hombres, de la que nacen los derechos de propiedad, no es menos obstáculo insuperable para la uniformidad de intereses. La protección de estas facultades es el primer objeto del gobierno. De la protección de las diferentes y desiguales facultades de adquirir propiedad, resulta inmediatamente la posesión de diferentes grados y clases de propiedad; y de la influencia de éstas sobre los sentimientos y opiniones de los respectivos propietarios, sobreviene una división de la sociedad en diferentes intereses y partidos.