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  • Donde el hombre estuvo, en cada lugar que dejó, quedó basura. Incluso en su búsqueda de la verdad última y de su Dios, produjo basura. Por su basura, que yacía estrato sobre estrato, siempre podía -sólo había que cavar- ser conocido. Porque más longeva que el hombre es su basura. Sólo la basura vive después de él.