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En esta época de maravillas inventivas, todos los hombres han llegado a creer que en el cerebro de algún genio duerme la solución del gran problema de la navegación aérea, y junto con esa creencia está la esperanza de que ese genio revele su milagro antes de morir, y también el temor de que se vaya a algún sitio y muera él mismo antes de descubrir que tiene esa maravilla latente en su cerebro. Todos sabemos que se puede navegar por el aire; por tanto, apresuren sus velas y vejigas, satisfágannos, déjennos en paz.