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He aquí una razón para que los optimistas crean que la unidad prevalecerá... en los próximos cien años... la nación tal y como la conocemos quedará obsoleta; todos los Estados reconocerán una única autoridad mundial. Una frase brevemente de moda a mediados del siglo XX -ciudadano del mundo- habrá adquirido un significado real a finales del XXI. Todos los países son básicamente acuerdos sociales, adaptaciones a circunstancias cambiantes. Por muy permanentes e incluso sagrados que parezcan en un momento dado, en realidad todos son artificiales y temporales.