-
Las sociedades occidentales, desde la antigua Atenas hasta la Roma imperial y la república francesa, rara vez se derrumbaron por escasez de recursos o porque los enemigos extranjeros resultaran demasiado numerosos o formidables en armas, incluso cuando esos enemigos eran macedonios o germanos sombríos. Más bien, en tiempos de paz y prosperidad surgió una visión irreal del mundo más allá de sus fronteras, producto de la insularidad provocada por el éxito, y una arrogancia intelectual que para algunos puede ser el desafortunado subproducto de una sociedad ilustrada.