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Lo más cobarde del mundo es culpar de los errores a los árbitros. Demasiados entrenadores se pavonean en el campo tratando de dirigir a los árbitros en lugar de a sus equipos.
Lo más cobarde del mundo es culpar de los errores a los árbitros. Demasiados entrenadores se pavonean en el campo tratando de dirigir a los árbitros en lugar de a sus equipos.