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Nunca sabemos con qué fuerza nos aferramos a los objetos hasta que nos los quitan, y el que piensa que no está atado a nada, con frecuencia se equivoca grandemente, pues está atado a mil cosas, desconocidas para él.
Nunca sabemos con qué fuerza nos aferramos a los objetos hasta que nos los quitan, y el que piensa que no está atado a nada, con frecuencia se equivoca grandemente, pues está atado a mil cosas, desconocidas para él.