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El miedo lleva tantos disfraces ingeniosos que es prácticamente imposible reconocerlo siempre. El miedo se disfraza de necesidad de estar en otro sitio, de hacer otra cosa, de no saber hacer algo o de no necesitar hacer algo.
El miedo lleva tantos disfraces ingeniosos que es prácticamente imposible reconocerlo siempre. El miedo se disfraza de necesidad de estar en otro sitio, de hacer otra cosa, de no saber hacer algo o de no necesitar hacer algo.