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Habiendo pasado 37 años de mi vida en el ejército como reservista, y sin haber conocido nunca a un gay en todo ese tiempo, y sin haber hablado siquiera de ello en todos esos años, simplemente pensé, ¿por qué demonios no deberían servir? Son ciudadanos estadounidenses. Mientras no hagan cosas que perjudiquen a los demás... Así que me declaré a favor.