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Considera el coste cuando los cristianos ignoran los mandamientos de Jesús de vender sus posesiones y dar a los pobres y en su lugar eligen gastar sus recursos en mejores comodidades, casas más grandes, coches más bonitos y más cosas. Considera el coste cuando estos cristianos se reúnen en iglesias y eligen gastar millones de dólares en bonitos edificios a los que llegar en coche, sillas acolchadas en las que sentarse e interminables programas de los que disfrutar ellos mismos. Considera el coste para las multitudes hambrientas que se sientan fuera de la puerta de la opulencia cristiana contemporánea.