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Uno de los aspectos ridículos de ser poeta es el enorme abismo que existe entre la seriedad con la que nos tomamos a nosotros mismos y el hecho de que todo el mundo nos ignore.
Uno de los aspectos ridículos de ser poeta es el enorme abismo que existe entre la seriedad con la que nos tomamos a nosotros mismos y el hecho de que todo el mundo nos ignore.